¿Guerras comerciales o cambiarias?

miércoles, 6 de octubre de 2010


  Oscar Dancourt
Tras la aprobación de una ley que permite al gobierno de Obama gravar con tarifas o impuestos extras a los bienes importados desde China, que está acusada de abaratar artificialmente su moneda, el secretario del Tesoro, Tim Geithner, declaró que “no vamos a tener una guerra comercial ni vamos a tener guerras cambiarias”.
El hecho es que el gobierno de Obama ha presionado sin éxito al gobierno chino para que revalúe su moneda. Entre los que quieren una posición más dura, se encuentran Paul Krugman y la alianza de congresistas demócratas y republicanos que aprobó esta ley en la cámara baja.
Según Fred Bergsten, si la moneda china se revalúa y sube un 25% de precio en términos del dólar, eso crearía medio millón de empleos adicionales en USA en unos dos años, a través de un aumento de las exportaciones y una mayor producción de la industria norteamericana que compite con las importaciones chinas. 
Si la moneda china se revalúa y vale más dólares, los precios de los autos chinos no cambian en moneda china pero suben en dólares. Y los precios de los autos gringos no cambian en dólares pero bajan en moneda china. Así, los autos chinos se encarecen en ambos mercados y la demanda se desvía desde los autos chinos hacia los autos gringos. Esta revaluación de la moneda china (o devaluación del dólar) causa una mayor producción y empleo en USA y una menor producción y empleo en China. 
La crisis del 2008-09 generó un desempleo masivo en muchas de las economías ricas del planeta. Si los gobiernos usan las políticas monetarias y fiscales expansivas (rebajas del costo del crédito y aumentos del gasto público) para poner en marcha sus economías y crear más empleos, benefician de carambola a otros países con los cuales comercian. La reactivación económica de un país trae consigo un aumento de sus importaciones, que son las exportaciones de otros países. Esto crea empleos en sus socios comerciales. 
Se genera así un escenario de cooperación entre las potencias de la economía mundial, que pueden coordinar sus políticas monetarias y fiscales expansivas para escapar de una gran recesión global, como ocurrió en 2008-09.
Es difícil, sin embargo, aplicar ahora en dosis mayores estas políticas monetarias y fiscales que combaten el desempleo masivo. En Europa, Estados Unidos y Japón, los bancos centrales han rebajado las tasas de interés de corto plazo casi hasta cero y se han quedado sin municiones. Y ninguno de estos gobiernos desea una nueva ronda de expansión fiscal financiada con más deuda pública; de hecho, los gobiernos europeos están recortando el gasto público.    
Hoy día, los países ricos solo pueden combatir el desempleo masivo recurriendo a las políticas cambiarias y comerciales; una práctica antigua en China y otros países asiáticos. Una invasión de importaciones en medio del desempleo masivo conduce naturalmente a devaluar la moneda, a mayores aranceles a las importaciones, o a más subsidios a las exportaciones.
Se configura así un escenario de conflicto entre las potencias de la economía mundial, pues los empleos que gana un país los pierde necesariamente otro. Entre otros indicios de este transito desde un escenario de cooperación a otro de conflicto, uno importante es la compra el mes pasado por el banco central de Japón de unos 20 mil millones de dólares en un día. De continuar, este transito puede convertir a la economía mundial en una caja de sorpresas. 

Actualidad Económica del Perú

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