Algo más que sentarse a esperar

miércoles, 10 de junio de 2009

ALGO MÁS QUE SENTARSE A ESPERAR.

Kurt Burneo

 

 

En estos días me encuentro asistiendo a la Cumbre Regional del Microcrédito 2009 que se lleva a cabo en Cartagena-Colombia, y en este importante evento que agrupa  a las instituciones y especialistas de la región en el ámbito de  las microfinanzas, se discuten interesantes iniciativas, que no sólo tratan de optimizar los aspectos operativos de este tipo de financiamiento y de  qué manera el desarrollo de estas forman parte de definidas estrategias de lucha contra la pobreza sino también cuan efectivas son para preservar la dinámica de la demanda en la economía, cuando dado el contexto internacional esta última tiende a caerse . Quisiera compartir con ustedes algunas reflexiones al respecto.

 

Un país como Colombia, al igual que el resto del mundo sufre los efectos adversos de la recesión externa que involucra a  casi el 60% de la economía mundial hoy. Frente a ello, en aras de desarrollar una indispensable  política contracíclica que aminore la desaceleración del gasto (o demanda) en su economía, el Estado actualmente desarrolla una activa política de promoción de instituciones y productos microfinancieros: Créditos, seguros etc. con una muy fuerte utilización de plataformas tecnológicas como canales para la colocación y operativización  de servicios financieros integrales.     

 

Consistente con lo antes referido, actualmente  el Estado Colombiano desarrolla instrumentos para promover la bancarización, tales como la promoción de corresponsales no bancarios que hoy en este país suman mas de 5,085, desarrollo de cuentas de ahorro de bajo monto, topes razonables a las tasas de interés (para las PYMES es de 32% mas un 7% por comisión de administración, que aún es considerada alta en comparación con una tasa de referencia del Banco central de 5% o un interés comercial de 26%), establecimiento de garantías públicas para los préstamos a la población mas vulnerable; así como la implementación de metodologías distintas al microcrédito para el acceso de la gente pobre a los servicios financieros (bancarización),  tal es el caso de la creación de grupos de ahorro y créditos comunitarios o la  denominada banca comunal.

Los números resultantes de esta decidida promoción estatal son notables: El saldo de la cartera de microempresa que en el 2002 representó alrededor de US$ 350 millones, a abril de este año representa US$ 3500 mills.   Por otro lado, a la fecha este país cuenta con 3’900,000 colocaciones en el segmento microcrediticio de los cuales 1’190,000 son créditos otorgados por primera vez. Por otro lado la participación en la cartera total, de los créditos a las PYME entre el 2002  y el 2008 pasa de 8 a 56%.

 

Debe anotarse que la promoción pública a las microfinanzas, además forma parte de un efectivo plan de estímulo a la demanda, como importante objetivo macroeconómico,-dado que en estos tiempos de vacas flacas, esta tiende a desacelerarse fuertemente-, puesto que se reconoce que impulsar esta sólo en base al gasto en infraestructura, tiene la limitación de presentar efectos muy rezagados en el tiempo.   Entonces, si el desarrollo de la bancarización pública a través de la promoción de las microfinanzas se viene constituyendo como una (indispensable) opción mucho más rápida en sus efectos dinamizadores de la demanda interna. Por qué, nuestro país, no opta por esquemas de promoción estatal como los que comentamos.  Esperar que la bancarización privada se dé sola y sin incentivos o que recién al 3er. Trimestre se efectivicen los efectos expansivos en la demanda, del denominado Plan de Estímulo Económico (PEE); es como si las autoridades esperaran cruzadas de brazos el efecto de dicho plan; mientras tanto, cuanto más demore efectivamente en dinamizarse nuestra demanda interna, ¿Cuántos puestos de trabajo y cuantas Mypes se perderán en la espera? o ¿Cuanto más de recaudación deberá perderse como consecuencia de lo anterior?   

 

Finalmente, Creo que mirar la experiencia internacional nos ayuda a identificar cursos de acción mucho más prácticos, como los aplicados por Colombia a la fecha. Me parece que la proactividad en la búsqueda de anticiparse a escenarios macroeconómicos adversos, hoy, resulta más que indispensable.

 

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