Europa furiosa, como antaño la diosa

jueves, 9 de octubre de 2008


Jurgen Schuldt / Universidad del Pacífico

Para: El Comercio del jueves 9 oct.


Embelesado por la sobrecogedora belleza de Europa, mutó Zeus en manso toro y la llevó a Creta. Ahí se hizo de ella. Pasaron los años, cambiaron los dioses y otro toro (símbolo de Wall Street) volvió a engatusar a la crédula Europa. Furiosa despertó y dio a conocer su resentimiento a través de sus hijos, Minos, Sarpedón y Radamantis, que parecieran haberse reencarnado la semana pasada: Gordon Brown, el premier británico, declaró que vivíamos en una “era de la irresponsabilidad”; añadió Angela Merkel, la canciller alemana, que era “el fin de la hegemonía norteamericana”; finalizó Nicolás Sarkozy, presidente francés, llamando a “la refundación del capitalismo”.

¿Anuncian declaraciones tan radicales, quizás una estrategia conjunta de Europa para afrontar la crisis? Todo lo contrario. Al parecer se impone, en el viejo continente, la lógica del sálvese quien pueda y como quiera. Las últimas señales nos hacen pensar en lo peor. La nueva Europa, que tanto esfuerzo consumió, podría hacerse añicos.

Para comenzar, los bancos son salvados por cada uno de los países, uno a uno. Por separado los gobiernos juegan su propio partido, sin considerar los efectos que sus acciones pueden ejercer sobre sus socios. Y, en efecto, hasta ahora han logrado salvar exitosamente varios bancos, como sucediera la semana pasada con el Fortis y el Dexia, así como el Hypo. No disponen de una estrategia, lo cual puede ser muy peligroso para cuando se contagie plenamente la furia de la turbulencia norteamericana sobre el continente europeo.

Luego, uno a uno, aunque no todos, han dispuesto un seguro de depósitos del 100%: comenzó Irlanda, con lo que las libras de Gran Bretaña comenzaron a fluir a la isla; le siguieron Grecia y Turquía a fin de atraer los dineros de sus vecinos; luego vino Alemania, con lo que obligó a Dinamarca y Austria a seguirla; en un carrusel que no parece tener fin.

Aún más, Sarkozy propuso un paquete de rescate por 300.000 millones de euros, pero el ministro alemán de finanzas fue muy enfático al respecto, apoyado por la canciller: “No queremos contribuir con ese pozo sobre el que no tenemos control y no sabemos en qué se usará el dinero de nuestros contribuyentes”. De manera que la vieja Europa no posee un programa similar (o mejorado) al recientemente aprobado por el Congreso Norteamericano.

Finalmente, las condiciones monetarias son muy restrictivas porque el Banco Central Europeo aún no se anima a reducir las tasas de interés, lo que contribuye a agravar el problema. Especialmente si consideramos que es bastante probable que Europa Oriental pronto comience a experimentar los efectos del recorte de los flujos del capital internacional.

Como es evidente, no bastan las medidas adoptadas solo por EEUU, pues una pérdida de confianza aún mayor desde allá contagiará aún más a las instituciones financieras europeas. Si no actúan en conjunto este fin de semana, no se suavizará la turbulencia, con lo que hará aún más daño a la economía real, se esfumarían los ahorros de millones de europeos y la parálisis crediticia destruiría masivamente empleos y empresas. En esas condiciones, el círculo vicioso suicida volatilizaría al Euro –¡el dios del viento!- y esto haría que la nueva Europa quede fragmentada y confinada en una isla, como nos cuenta la bella leyenda de los tiempos del sueño.

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