La Economía de García VI

viernes, 18 de enero de 2008

La Economía de García

Opciones de política económica.

Escribe Waldo Mendoza

(Sexta Parte)

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El sobre calentamiento de la economía producido en el primer año y medio del gobierno del Presidente García, caracterizado por el crecimiento del PBI por encima de su nivel potencial, por la inflación subyacente en alza y la interrupción de la mejora sostenida del la balanza comercial, debe detenerse. Para ello, debe reestablecerse el carácter contra cíclico de la política fiscal y la política monetaria.

En el terreno de la política fiscal, hay que recuperar el rol de la LRTF como instrumento de control del gasto público. El límite de 1 por ciento para el déficit económico del SPNF era un límite exigente en la década pasada, cuando el déficit estaba por encima del 3 % del PBI. Con un superávit fiscal de casi 3 por ciento del PBI con el que se cerró en el 2007, el “límite” de 1 % de déficit está de adorno. Un límite apropiado para las condiciones actuales consistiría en fijar un piso de superávit fiscal convencional de 2 % del PBI a partir de este año.

Respecto al precio de los combustibles, en lo inmediato, la empresa estatal Petroperú, en el uso de las atribuciones que le confiere la Ley, debe ajustar al alza el precio de los combustibles a niveles consistentes con el actual precio internacional del crudo. La empresa necesita generar los recursos que le permita, por ejemplo, financiar la necesaria modernización de la refinería de Talara.

Paralelamente, deben derogarse las normas que crearon y extendieron la vigencia del Fondo, para detener el drenaje de recursos del presupuesto público que se viene observando.

El ejecutivo no debiera preocuparse por los efectos del alza de los combustibles sobre la inflación. No es su función. Esa función le corresponde exclusivamente al BCRP.

En el campo de la política monetaria, recordemos que en el esquema actual de política monetaria, el BCRP fija la tasa de interés de referencia para el mercado de préstamos interbancarios para que esta tasa se trasmita a las otras tasas de mercado y que ese conjunto de tasas cumplan con la función de “enfriar” o “calentar” la economía.

Esta tasa de interés, tanto para actuar sobre los indicadores descritos como para neutralizar los efectos sobre la demanda agregada de la expansión fiscal, que al parecer continuará con mucha más fuerza en este año, debiera elevarse significativamente, para elevar la tasa de interés de referencia en términos reales, la que contradictoriamente ha estado descendiendo en los últimos meses. Los efectos de esta política monetaria contractiva pueden ser poderosos. Con una tasa de interés mayor, la tasa de crecimiento de la emisión primaria, que actualmente está alrededor de 30 por ciento anual, experimentará una contracción y, por consiguiente, se reducirá el actual boom de créditos en moneda nacional. También, se elevarán el resto de las tasas de interés, lo que morigerará el crecimiento del gasto privado y las importaciones. Finalmente, la mayor tasa de interés le dará un empujón adicional hacia abajo al tipo de cambio, contribuyendo en el objetivo de reducir la inflación.

Por otro lado, el BCRP debe dejar de hacer, por innecesarias, porque estamos en la fase expansiva del ciclo económico, y porque debilita el proceso de desdolarización de la economía, políticas monetarias expansivas en dólares. Para ese objetivo, debe recular en las políticas adoptadas en el último año.

Por último, con relación al TLC y al escenario internacional, hay que estar atentos, por un lado, respecto a los probables efectos recesivos de corto plazo que trae el TLC, y, por otro lado, a los efectos del debilitamiento de la economía americana.

Especial atención merece los probables efectos del TLC sobre la pobreza rural. La apuesta del gobierno parece consistir, por un lado, esperar que el eventual crecimiento económico como producto del TLC sea tan grande (discutible, según vimos más arriba), que impedirá, por sus efectos en la demanda por bienes agropecuarios, el descenso de los precios de los productos de la Sierra Sur. Por otro lado, el gobierno parece estar esperando que las exportaciones de la sierra rural se eleven, confiando en Sierra Exportadora.

Las alternativas realistas son, en el corto plazo, diseñar un sistema de compensación para los pobladores de la Sierra Sur y, en perspectiva, debe tomarse en serio la tarea de promover las exportaciones de esta zona del país.

Lamentablemente, lo dos temas anteriores, el del corto plazo y el de la perspectiva, no están presentes en el pedido de facultades del Ejecutivo para legislar en materia de TLC.

Actualidad Económica del Perú

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