Tlc hacia Adentro

sábado, 15 de diciembre de 2007


Escribe Pedro Francke




Con la aprobación del TLC con los Estados Unidos, Alan García y algún comentarista han recordado el llamado “TLC hacia adentro”. Seamos francos: el “TLC hacia adentro” nunca fue nada más que un bonito lema, que salió a luz cuando Hernando de Soto entró a colaborar con el actual gobierno en este tema y que se guardó en un cajón cuando él se apartó. De vez en cuando, Alan García lo vuelve a mencionar como parte de su retórica. Pero cuando uno pregunta como ha avanzado el “TLC hacia adentro”, encuentra que no existe ninguna idea del gobierno respecto de en qué consiste. No existe estrategia, ni responsable, ni actividades, ni presupuesto. Nada.

Si uno se atiene al sentido del lema, la idea del “TLC hacia adentro” es que los campesinos y los pequeños empresarios de las regiones puedan participar mejor en el mercado nacional y limeño. Proponer un “TLC hacia adentro” es reconocer que la economía de mercado no funciona hacia los andes y la amazonía, y que muchas provincias están ajenas al crecimiento económico. Se trata de un reconocimiento justo: el modelo neoliberal confía en las fuerzas libres del mercado, pero se olvida que en grandes zonas del país esos mercados son débiles o inexistentes. No por gusto, la pobreza en la sierra y selva sigue como siempre. Así, este modelo deja a millones de peruanos sin más vías de progreso que la migración, viéndose obligados a dejar atrás sus familias y sus costumbres.

Que los exportadores peruanos tengan mejores oportunidades en el exterior, es algo bueno. En ese sentido, el TLC asegura las facilidades de acceso al mercado norteamericano que ya tenemos desde el ATPDEA. Pero lamentablemente, para la enorme mayoría de los peruanos, esas oportunidades están muy lejanas. Los agricultores y campesinos peruanos, que ya han sufrido durante décadas el abandono y descuido del estado peruano, tendrán con el TLC el efecto negativo de las importaciones subsidiadas con 90 mil millones de dólares anuales por el gobierno de los Estados Unidos.

No sólo ellos: quienes producen en el interior del país a quinientos o mil kilómetros de Lima en un pueblo que no tiene electricidad, y han tenido que enfrentar enormes costos y dificultades para transportar sus productos, con el TLC con Estados Unidos verán que los productos de ese país tendrán más facilidades para llegar al mercado más grande del Perú: Lima y las ciudades de la costa. Si siempre fue necesario un “TLC hacia adentro”, ahora los campesinos y pequeños empresarios de provincia enfrentarán una competencia más desigual aún ante la enorme potencia de los capitalistas norteamericanos. Por ello, hoy emparejar un poco la cancha de juego a favor de las provincias es una urgencia.

¿Cómo podría ser un “TLC hacia adentro”?

Primero, mejorando las carreteras, caminos rurales y comunicaciones fluviales en la selva. Segundo, mejorado los sistemas de comercialización, estableciendo mercados mayoristas ordenados y eficientes en Lima y las principales ciudades, y generando sistemas de información al alcance de la gente. Tercero, combatiendo los abusos monopólicos, como en el caso de Gloria SA con la leche o del Grupo Romero con el algodón en Piura. Cuarto, promoviendo el cambio tecnológico mediante asistencia técnica, incluyendo nuevas técnicas de riego simples, semillas mejoradas y mejoramiento genético. Quinto, promoviendo nuevas actividades productivas y nuevas conexiones a mercados, como con el turismo receptivo, la artesanía, la joyería, nuevos cultivos, etcétera. Sexto, haciendo de las Universidades nacionales y regionales centros de investigación y desarrollo para el aprovechamiento de nuestros recursos naturales, particularmente de nuestra megadiversidad biológica. Lamentablemente, la acción del gobierno actual en estos aspectos es casi nula. En los mejores casos ha continuado experiencias positivas como los caminos rurales, pero nuevos proyectos como Sierra Exportadora no han logrado impactos positivos de importancia.

Un TLC hacia adentro también debe incluir al área social. Con poca educación, mala salud y expuestos a riesgos de desastres naturales, será muy difícil para las provincias de sierra y selva competir y progresar económicamente. Hay que atacar la desnutrición crónica, que frena el aprendizaje y desarrollo cognitivo, afecta al 40% de los niños rurales y al 10% de los que viven en las grandes ciudades. No basta para ello las frases grandilocuentes y las inauguraciones vacías de contenido de la llamada “Estrategia Crecer”. La educación, con sus pésimos resultados actuales, requiere una reforma de fondo y una iniciativa especial para zonas rurales y poblaciones con otras lenguas. La salud pública da pena, con un ministro que tras 17 meses de gestión anuncia en un artículo firmado que sus grandes logros son “la pronta adquisición de 200 ambulancias”…!año y medio y no consigue comprar unas ambulancias¡¡ Más triste aún es que a las zonas rurales, a los niños que hablan quechua o ashaninka, a quienes viven lejos de Lima, el ministro Vallejos no les dedicó una sola línea en su artículo.

Y cómo lo hace, cuál es el negocio?

Pero todas estas que deberían ser las prioridades del Estado, no son las de Alan García. Nuestro Presidente ha conseguido del Congreso (con los votos de Unidad Nacional y el fujimorismo) que sea el Poder Ejecutivo, es decir él, quien dicte las leyes sobre el TLC. Pero este pedido es para que las leyes nacionales se adecuen rápidamente a las exigencias norteamericanas, no para que los productores nacionales puedan competir mejor. Su interés no está en el TLC hacia adentro que sigue existiendo solamente de manera virtual, en el reino de la palabra y no en el de los hechos.

Lo que las mayorías nacionales necesitan es que se abran las oportunidades económicas para los productores agropecuarios, los artesanos, las pequeñas empresas y negocios de provincia. Si no queremos que se siga profundizando la exclusión y perpetuando la pobreza, el gobierno debe escuchar y prestar atención a las voces de los pueblos del interior del país y a esa enorme cantidad de pequeños empresarios nacionales que con esfuerzo buscan salir adelante.

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