Comentarios sobre‘El juego del ultimátum: el caso del aporte minero’

martes, 17 de abril de 2007


Escribe Oscar Lange

CABE PREGUNTARSE: ¿ES PERTINENTE UTILIZAR LOS PRINCIPIOS Y RESULTADOS DEL ‘JUEGO DEL ULTIMÁTUM’ PARA ANALIZAR LA TASA Y EL MONTO DEL ‘APORTE MINERO’?

Por supuesto que nadie puede ser tan ingenuo como para creer que las bases y las conclusiones que se desprenden de los experimentos del Juego del Ultimátum pueden aplicarse al pie de la letra a casos reales, como sería el caso del aporte minero. Pero sí debe reconocerse que sus principios básicos aportan algunas luces sobre eventos específicos como el que tenemos entre manos. Aquí presentaremos unas pocas reflexiones complementarias a las expresadas en el texto mencionado en el encabezado y, además, reflexionaremos sobre algunas de sus limitaciones e interesantes extensiones potenciales de esos experimentos para el análisis de casos prácticos.

1. Sobre la principal conclusión:

-De acuerdo a nuestros argumentos, el ‘aporte minero’ no es en absoluto ‘solidario’, por lo que ha sido bautizado engañosamente como tal por el gobierno. Y no lo es, como hemos intentado demostrarlo, porque la tasa y los montos a repartir terminaron siendo muy pequeños para considerarlos como tales. Recuerde que el aporte es de 3,75% después de impuestos y antes de la distribución de dividendos para las empresas que tienen convenios de ‘estabilidad jurídica’ (que son la mayoría de medianas y solo tres muy grandes, como Southern, Yanacocha y Shougang); de lo contrario, como paga regalías, deberá abonar 1,25% de aquel monto[1].

-A nuestro entender, de haber existido algún grado de ‘equidad’ en el reparto, el aporte bien pudo fluctuar en un amplio rango, que teóricamente –sobre la base de los resultados obtenidos en los experimentos conductistas- podía haberse ubicado entre un mínimo equivalente a un cuarto (caso de los Machiguengas o de los niños del Kindergarten) de las sobreganancias, pasando por el que equivaldría a un 45% verdaderamente solidario (tasa que resultó en la mayoría de experimentos de laboratorio), hasta un máximo –teóricamente ‘exageradamente bondadoso’- de algo más del 60% (caso de los pastores de Tanzania y los comuneros de Lamalaya en Indonesia).

-En la práctica, sin embargo, como lo hemos calculado, el aporte no llegó ni al 10% de las ganancias extraordinarias, cifra incluso sobrevaluada, dado que las utilidades netas totales de las 40 empresas que se han comprometido a aportar en base a las obtenidas el año pasado –cuando se den a conocer- podrían ser mayores a las que implícitamente ha postulado el gobierno (S/. 13.333 millones).

2. Sobre los ‘jugadores’ en esta variedad de la ‘teoría de juegos’:

-Teóricamente, como es sabido, el Juego del Ultimátum se lleva a cabo solo entre grupos independientes, cada uno conformado por dos jugadores, en que el que recibe el maná hace su ‘oferta’ (en este caso los representantes de los mineros) y el otro –‘recipiente’- la acepta o la rechaza, con lo que –respectivamente- ambos ganan una parte del ‘obsequio’ o ambos pierden todo. Cabría pensar que, si el ‘recipiente’ rechaza la oferta él gana (no en términos monetarios, pero sí por la ‘satisfacción’ de ‘castigar’ al oferente), no así el ‘ofertante’ que sale perdiendo (tanto por la insatisfacción de no haber ganado siquiera algo del dinero-maná, como por la ‘vergüenza’ de verse rechazado y tildado de ‘tacaño’).

-En la práctica, los ‘verdaderos’ receptores no tuvieron voz ni voto, porque el gobierno se tomó la libertad de intervenir en el Juego, supuestamente para defender sus intereses, lo que es bastante normal en nuestras ‘democracias delegativas’ (en el sentido de O’Donnell y Weffort).

-Esto introduce varias distorsiones y complicaciones a los principios básicos del Juego, a saber, diferenciando entre los tres jugadores en juego:

a. que el gobierno haya intervenido directamente diverge naturalmente de una de las principales reglas del Juego. Donde el gran problema radica en el hecho de que tiene su propia función objetivo, la que no necesariamente coincide con la de las poblaciones aledañas a la actividad minera, por lo que su aceptación o rechazo de ‘la oferta’ de los mineros necesariamente es distinta a la que habrían dado los verdaderos ‘respondientes’. Y, en efecto, para el gobierno resulta más importante ‘no asustar a la inversión extranjera minera’ (como ya lo demostró con su rechazo al pago de regalías por parte de las mineras que tenían estabilidad tributaria, cuando el Tribunal Constitucional ya había decretado su validez), con lo que su aceptación es resultado de un sesgo notorio a favor de las mineras. Es eso lo que explica, básicamente, la aceptación –por parte de los representantes del gobierno- de la avara tasa a la que se llegó finalmente.

b. los representantes de las regiones que albergan la actividad extractiva, es decir, los auténticos ‘recipientes’, no participaron en el Juego, cuando muy bien pudieron haber estar representados en el Juego por los Presidentes Regionales, los Alcaldes y/o CONCACAMI. De haber sido este el caso, sin duda los oferentes habrían ‘ofertado’ una tasa mayor de las ganancias extraordinarias (próxima al 45%, al igual que los resultados de laboratorio), porque de lo contrario los dos jugadores habrían perdido todo: El rechazo de las comunidades mineras habría desatado una convulsión y conflictos sociales relativamente generalizados y de graves consecuencias, que habría detenido o limitado la producción minera en muchos lugares, por más apoyo que los intereses mineros habrían recibido del Premier y/o del Ministro de Energía y Minas, así como –en última instancia- de las Fuerzas del Orden y la Ley.

c. El gremio minero por su parte, debe estar convencido que es evidente que el ‘aporte voluntario’ es solidario y una clara muestra de su bondadoso desprendimiento. Lo que probablemente se desprende de su creencia que ya es suficiente con las regalías que pagan (si es que lo hacen) a las zonas aledañas a su actividad extractiva (‘Es que en este país le das la mano a uno y se te lleva todo el brazo’). Seguramente también argumentaron que las comunidades mineras reciben una enorme cantidad de dinero por el canon minero y que, para colmo, no están en condiciones de gastarla racional, eficiente y productivamente. A este respecto hemos planteado un propuesta que puede contribuir a solucionar parte del problema a través de una variedad de servicio civil de graduandos (Ver: “Un SECIGRA para proyectos de inversión local”, en El Comercio, abril 9, 2006; p. B7; “Descentralización y Profesionalización”, en Gestión, junio 7, 2006; p. 15.; y “Proyectos de Desarrollo: Una solución Productiva”, entrevista; en El Comercio, Suplemento sobre ‘Canon, regalías y desarrollo sostenido’, agosto 12, 2006; p. 8)

3. Sobre la ‘negociación’:

-A diferencia del experimento-juego de laboratorio, en este caso –si bien en el fondo habría estado marcado por el principio del ‘tómalo o déjalo’ que impuso el gremio empresarial- se llevó a cabo en una larga negociación que comenzó poco después de la segunda vuelta, cuando el Apra ya fuera declarado ganador. Lo que significa que –dado que el D.S. se emitió en diciembre 2006- duró casi siete meses.

-Del contenido y temas críticos que se deben haber discutido en la mencionada negociación no se enteró la ciudadanía y ni siquiera los potenciales beneficiarios de las comunidades mineras.

-A pesar de ello nos atrevemos a afirmar, sin plena certeza por cierto (porque no poseemos la ‘inside information’ necesaria para ello), que la pauta del aspecto central de la negociación –la tasa del aporte (3,75%) sobre las utilidades- lo postularon desde un inicio los mineros, en coincidencia con el dictum del Juego del Ultimátum que dice: ‘Tómalo o Déjalo’, después de haber determinado el monto de 500 millones de soles. Por lo que el prolongado proceso de negociaciones y las postergaciones de la dación del D.S,. se debió seguramente a cuestiones técnicas, tales como: si la tasa se aplicaba a las utilidades brutas; cómo se determinarían los Precios de Referencia a partir de los cuales se pagaría este óbolo; si el aporte debía desembolsarse mensual, semestral o anualmente; y similares.

-También es de notar otra ‘concesión’ que el gobierno le obsequiara al gremio empresarial, (y que no habrían aceptado los verdaderos ‘aceptantes’): que el uso que se le dará a los montos que las comunidades mineras recibirán por este concepto será administrados por comités, en que las propias empresas mineras de cada zona pondrán la mayoría de miembros, con lo que tendrán el poder para decir en qué, cómo y cuándo se invertirán esos fondos.

4. Sobre el cálculo de las ganancias extraordinarias:

-El estudio de los ‘precios de referencia’ (encima de los cuales habrían sobreganancias) fue encargado a una consultora privada, que fuera ¡escogida y pagada por los mineros! Por lo que no debe sorprender que el gato del despensero acabó con todas las latas de atún. Como tal, a pesar de su profesionalidad, se trató de otro aliado bien dispuesto –aparte del gobierno- del gremio empresarial, básicamente por haber determinado precios de referencia muy altos, como consecuencia del ‘mark-up’ de dos desviaciones estándar que se aplicó a los ‘precios promedio’ del periodo en referencia.

-Ellos determinaron los precios reales promedio del periodo que consideraron relevante (1991-2005), con lo que –aunque solo implícitamente- reconocían que esos eran los precios ‘normales’ del último ciclo de los precios de los metales del mediano plazo. Con ello también estarían dados los precios que garantizarían ganancias ‘normales’. Por lo que nos hemos podido tomar la libertad de calcular burdamente esas ganancias extraordinarias en base a la diferencia entre esos precios ‘normales’ y los precios de mercado del año 2006, lo que –añadiéndoles la producción- nos permitía calcular las ganancias totales y, de ahí, el monto de las sobreganancias correspondientes al año pasado.

5. Canon: reparto de las utilidades acorde con los experimentos del juego

-Interesantemente, en lo que a los impuestos a las ganancias que el gobierno recoge de las empresas mineras se refiere, sí puede afirmarse el Canon sí es un reparto ‘solidario’ (y resulta consistente con la predicción del Juego del Ultimátum), ya que distribuye la mitad (a partir de junio 2002, porque anteriormente solo era del 20%) de lo recaudado entre las comunidades mineras (65% para el departamento-región; 25% para la provincia; y 10% para el distrito). Por supuesto que esto no ocurrió de ‘motu propio’ y por la desprendida voluntad del actual gobierno, sino que deriva de la Leyes promovidas por gobiernos anteriores.

-Aunque esa partición podría ser más equitativa si una porción de ese monto fuera también a las regiones sin actividad minera o que no reciban canon por actividades de otra índole que también reciben canon por encontrarse en zonas dentro de las cuales se explotan recursos naturales (gasífero, hidrocarburífero, forestal, pesquero). El año pasado del canon total distribuido (S/. 1.750 millones), el 73% llegó a solo cuatro departamentos[2]: Cajarmarca (S/. 355 millones), Ancash (349’), Tacna (321’) y Moquegua (271’); mientras que los más pobres de los pobres –con excepción de Puno (118’) y Cusco (67’)- recogieron migajas: Huancavelica: 6 millones; Ayacucho: 1,5’ y Huanuco 1’; y ¡Madre de Dios 32.000 y Amazonas 5.000 soles!

No llegamos a entender porqué las regalías y el aporte solo van para las regiones en que se explotan recursos mineros. ¿Será que las regalías mineras y el aporte voluntario solo están dirigidos a las zonas en que existe explotación de minerales para evitar los conflictos en esas regiones y/o porque solo ahí hay ONGs mediombientalistas, anti-mineras, resentidas y ‘comunistas’? Eso solo adquiere ‘racionalidad’ si aplicamos los ’irracionales’ principios del Juego del Ultimátum: el aporte minero se estaría pagando –ya no como una contribución solidaria- sino como un seguro para que los ‘aceptantes’ no se rebelen. Se estaría solventando, por tanto, una póliza contra crecientes (y potenciales) conflictos sociales. Y el argumento resulta contundente si pensamos que el aporte se denomina ‘de solidaridad con el pueblo’: ¿es que los únicos que son considerados ‘pueblo’, son los pobres que viven en las proximidades de las minas? Más aún, ¿son los únicos pobres que requieren un programa de solidaridad? Lo mismo vale para las regalías: siendo las riquezas del suelo propiedad de todos los peruanos, no se llega entender porqué solo se las reparte entre los pueblos mineros o las regiones en que se encuentra la mina.

6. Sin duda, los montos de dinero de que se dispone en un Juego de Ultimátum en el laboratorio y los que se ‘replican’ en la vida real divergen tremendamente. Por lo que los resultados podrían cambiar radicalmente, ya que cuanto mayor sea la cifra ‘en juego’ uno diría que el porcentaje ofrecido y el que se acepta puede ser mucho menor al 45% que postulan los resultados de los juegos de aula. Curiosamente, la mayoría de autores considera que esto no es así, de acuerdo a sus investigaciones. Pero, si nos ponemos a pensar que en el experimento con estudiantes universitarios la tasa de aceptación es prácticamente nula si de un pozo de 100 soles se rechaza una oferta de uno o dos soles (1 o 2% del total), ello no parecería estar garantizado si se juegan 1.000 millones de soles, en que –intuitivamente por lo menos- es difícil creer que se rechace una oferta de 1-2%, que por tanto ascendería a la cifra de 10 o 20 millones de soles. Valor que ciertamente no es una suma insignificante para el que la rechaza, especialmente si se trata de una persona o comunidad muy pobre. Pero eso es parte de las ‘anomalías’ en el comportamiento económico de los humanos y que hoy en día vienen estudiando con tanto ahínco economistas y sicólogos.

7. Una reflexión final sobre el Juego. Debe saberse que este experimento forma parte de otros que llevan a las denominadas ‘Anomalías’, que vienen convirtiéndose en un fértil y fascinante campo de investigación y de innovaciones en las ciencias sociales. Para los lectores que no son economistas puede resultar interesante enterarse que el boyante estudio de las ‘anomalías’ va dirigido a hechos y decisiones económicas que no cuadran con los supuestos básicos de la teoría económica ortodoxa y que ésta no puede explicar y/o pronosticar.

El interés que despierta esto entre los expertos radica en los fines que se persiguen con su estudio. El objetivo –en un extremo- consiste en perfeccionar sus teorías para explicar los fenómenos reales y sus instrumentos de análisis y para –en el otro extremo- cuestionar y reconstruir la ciencia económica desde sus bases más elementales. Los avances más importantes que ha permitido esta indagación se ha dado en ‘teoría de juegos’, en ‘economía política’ y en lo que se ha dado en llamar ‘economía de la felicidad’.

La investigación en cuestión intenta responder, desde preguntas aparentemente elementales (tales como, ¿por qué las personas dejan una propina en un restaurante al que nunca más irán? ¿Por qué hacen donaciones a Fundaciones, ONGs, la iglesia, etc.), hasta cuestiones paradojales que derivan de estudios empíricos y que sencillamente van contra las creencias establecidas y/o el sentido común (¿por qué ciertas empresas le pagan más ‘de lo debido’ a sus trabajadores? ¿por qué los días lunes de cada semana o los meses de enero en todos los años son los que los muestran las cotizaciones y las actividades más bajas en las bolsas de valores? ¿por qué los comercializadores de droga en las grandes ciudades norteamericanas siguen viviendo en casa de sus padres? ¿por qué el que gana una concesión o subasta pierde dinero o –a pesar de tener ganancias- termina decepcionado? etcétera )[3].

Los resultados de esas investigaciones han dado lugar a teorías y conceptos de lo más extraños, pero que se están convirtiendo cada vez más en parte sustancial del léxico de las ciencias sociales. Se habla, por ejemplo, de la ‘maldición de los ganadores’, la ‘paradoja de la abundancia’, el ‘efecto propiedad’ (endowment effect), el ‘efecto marco’ (frame effect), a la par que han surgido nuevas teorías o hipótesis parciales (como la ‘prospect theory’) que pulverizan algunos principios y aspectos que la teoría económica convencional consideraba tabú. Que se le haya otorgado el Premio Nobel de Economía a un sicólogo (Daniel Kahneman) quiere decir que soplan nuevos vientos en la aburrida ciencia económica ortodoxa.

8. Obviamente estos temas dan para mucho más y esperamos que nuestros colegas sigan contribuyendo a un debate tan necesario.

BIBLIOGRAFÍA MÍNIMA PARA EL LECTOR INTERESADO EN EL ‘JUEGO DEL ULTIMATUM’ Y SUS APLICACIONES

La literatura sobre este tema es gigantesca y encantados se la haremos llegar a los interesados. A los lectores no iniciados en la materia les recomendamos la lectura de los textos en el orden que aquí se presenta.

-Richard Thaler, “The Ultimatum Game”, en Journal of Economic Perspectives , vol. 4, no. 2, 1988; pp. 195-206.

-Colin Camerer y Richard Thaler, "More Dictator and Ultimatum Games", en Journal of Economic Perspectives, vol. 9, no. 2, 1995; pp. 209-219.

-Matthew Rabin, “Incorporating fairness into game theory and economics”, en The American Economic Review, vol. 83, no. 5, 1993; pp. 1281-1302.

-Joseph Henrich, “Does Culture matter in economic behavior? Ultimatum Game Bargaining among the Machiguenga of the Peruvian Amazon”, en The American Economic Review, vol. 90, no. 4, 2000; pp. 973-979.

-Catherine Eckel y Philip Grossman (2001), “Chivalry and Solidarity in Ultimatum Games”, en Economic Inquiry, vol. 39, no. 2, 2001; pp. 171-188.

-James Andreoni, Marco Castillo y Ragan Petrie, “What do bargainers’ preferentes look like? Experiments with a convex ultimatum game”, en The American Economic Review, vol.93, no. 3, 2003; pp. 672-685.

Lima, abril 17, 2007.


[1] El detalle puede consultarse en el texto de Hans Flury, “Aporte voluntario y extraordinario”, en Dialogue (revista de la Cámara de Comercio Canadá-Perú), no. 32, marzo 2007; pp. 2-3.

[2] Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, “Reporte – Canon Minero: Transferencias 2006”, Lima: SNMPE, 2007.

[3] Fascinantes reflexiones teóricas y casos concretos de este tipo pueden encontrarse en el libro de Steven Levitt y Stephen Dubner, Freakonomics – A rogue economist explores the hidden side of everything, Nueva York: Harper-Collins Publishers; así como el aún más fascinante de Richard Thaler, The Winner’s Curse: Paradoxes and anomalies of Economic Life, Nueva York: The Free Press, 1992. Una introducción entretenida, informada y didáctica en castellano es la de Sebastián Campanario, La Economía de lo Insólito – Los descubrimientos que hoy revolucionan el mundo de los negocios y las políticas de los gobiernos, Buenos Aires: Ed. Planeta, 2005.


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