El Tlc con EE.UU. y los Retos del Desarrollo Nacional

martes, 20 de marzo de 2007

  1. El TLC busca mantener un modelo neoliberal que no ha mejorado las condiciones de vida de las mayorías

En los últimos 15 años, el Perú ha venido aplicando una política económica neoliberal que ha generado crecimiento económico, sobretodo en coyunturas en las que la economá internacional nos ha sido favorable, como ha sido el caso en los ultimos años con un crecimiento económico mundial y precios de las materias primas excepcionalmente altos, y tasas de interés muy bajas.

A pesar de ello, la pobreza se ha mantenido prácticamente inalterada. La mayoría de la población peruana se ha beneficiado muy poco de este crecimiento.

Evolución de los niveles de pobreza y pobreza extrema Perú 1997-2004.

(% de personas bajo la línea de pobreza)

Área

1997-
IV

1998-
IV

1999-
IV

2000-
IV

2001-
IV

2002-
IV

2003
-IV

2003/04*

Tasa de Pobreza









Nacional

42.7

42.4

47.5

48.4

54.8

54.3

54.7

52.0

Rural

66.3

65.9

71.8

70.0

78.4

77.1

76.0

73.6

Urbana

29.7

29.7

34.7

36.9

42.0

42.1

43.2

40.3

Pobreza extrema









Nacional

18.2

17.4

18.4

15.0

24.4

23.9

21.6

20.7

Rural

41.5

40.0

44.4

35.6

51.3

50.3

45.7

42.5

Urbana

5.3

5.2

4.7

4.1

9.9

9.7

8.6

8.9

Fuente: ENAHO IV trimestre 1997-2002, ENAHO anual 2003/04 (mayo 2003-abril 2004)

Elaboración: Herrera (2001,2004)

Además, el excedente de explotación, conformado por las rentas, las utilidades, los intereses y parte de los ingresos de los independientes que llevan adelante actividades por cuenta propia, ha incrementado su participación en el PBI, mientras que el ingreso por trabajo dependiente ha disminuido (cuadro siguiente).

Cuadro: Distribución funcional del PIB 1991-2002.

(Estructura porcentual a precios corrientes)

Año

PIB

Remuneraciones

Impuestos

Consumo de capital fijo

Excedentes de explotación

1991

100

30.1

9.9

7.3

52.7

1992

100

26.4

10.7

6.5

56.4

1993

100

25.0

10.3

6.3

58.4

1994

100

25.1

10.9

5.9

58.1

1995

100

25.2

11.0

6.3

57.5

1996

100

24.9

10.7

6.5

57.9

1997

100

24.2

10.4

6.6

58.8

1998

100

24.6

10.3

6.9

58.2

1999

100

24.8

9.7

6.9

58.6

2000

100

24.3

9.5

7.1

59.1

2001

100

24.5

9.1

7.1

59.3

2002

100

24.0

8.8

6.9

60.3

2003

100

23.7

9.2

7.2

59.9

Fuente: Schuldt (2004).

Simultáneamente, a los datos de distribución funcional de ingresos indicados, se puede añadir la evolución de las utilidades de las empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Lima, que ha pasado de 680 millones a 6,300 millones de soles entre 2001 y 2004.


Todo ello se puede resumir en el siguiente gráfico, que muestra con bastante claridad como el incremento del PBI no es acompañado por un aumento de salarios ni por una disminución de la pobreza

Gráfico 3: PBI per cápita, salarios reales y pobreza.



Como veremos en los siguientes acápites, el TLC busca una continuación de esta política económica neoliberal, ya que blinda el sector primario-exportador manteniéndolo como enclave, dificulta un desarrollo industrial y tecnológico, afecta negativamente al sector agrario y arava las condiciones sociales de la población.

  1. El TLC mantendría la exportación primario-exportadora como enclaves que no aportan significativamente al desarrollo nacional

Uno de los temas principales para el desarrollo nacional es como utilizamos nuestra riqueza de recursos naturales para que estos sean la base de recursos en la que podemos basarnos como Nación para impulsarnos hacia el desarrollo.

En los últimos años, el enorme incremento de precios de nuestras materias primas, como el oro, el cobre, el zinc, el gas y otros, ha puesto nuevamente de relieve la enorme riqueza de nuestros recursos naturales. Sin embargo, las reglas económicas establecidas por el neoliberalismo fujimorista impiden que esas riquezas permanezcan en el país, y la mayor parte del valor actualmente generado se va al exterior como ganancias de las empresas que los explotan. La ley de regalías fue una iniciativa importante por corregir esa situación, cuyos frutos han sido reducidos en buena parte debido a la actitud del Ejecutivo de no cobrar regalías a las empresas que tienen contratos de estabilidad jurídica, a pesar del fallo del Tribunal Constitucional al respecto.

Este asunto es fundamental, ya que cualquier política pública de promoción económica, sea esta de construcción de infraestructura, de crédito agropecuario o para otros sectores, de programas de asistencia técnica, de generación de innovaciones tecnológicas y de educación, encuentra un límite muy claro y marcado en los escasos recursos que capta el Estado, es decir, la baja presión tributaria existente.

El TLC o APC, a este respecto, establece un freno muy fuerte a las posibilidades de mejorar las reglas de distribución de la riqueza de nuestros recursos naturales, mediante mecanismos como el impuesto a las sobreganancias o la renegociación de contratos. Esto se debe a que el capítulo de inversiones del TLC establece que cualquier medida que afecte las legítimas expectativas de ganancia de los inversionistas puede ser considerada “expropiación indirecta”, y las empresas podrán demandar una indemnización correspondiente y entablar juicios al Estado peruano en tribunales internacionales de arbitraje al respecto. Este aspecto del TLC o APC busca claramente defender una estrategia de desarrollo basada en la explotación de recursos naturales por parte de grandes empresas que se apropian la mayor parte del excedente, impidiendo la mejora de las condiciones de vida de los peruanos y el crecimiento del mercado interno por esta vía, así como limitando seriamente la capacidad promotora del Estado en la economía.

A su vez, el TLC, dada la prohibición establecida en el capitulo de inversiones de establecer “requisitos de desempeño”, impedirá también que se desarrollen políticas destinadas a incrementar los eslabonamientos internos de la actividad primario-exportadora, manteniéndola como un enclave sin que se puedan establecer políticas públicas que exijan el incremento de compras de insumos a productores nacionales, la mayor elaboración de productos, la generación de investigación e innovación tecnológica, la capacitación de la mano de obra, entre otros.

De esta manera, un elemento fundamental del TLC es el constituirse en un freno al cambio requerido en las condiciones en la que opera la explotación de nuestros recursos naturales, cambio que debe redistribuir la renta generada y vincular productivamente estos sectores a la industria nacional.

  1. ¿Con el TLC se promueve los sectores que pueden modernizar al país?

En el caso del TLC, los principales productos de exportación peruanos que ya están ganando con el ATDPEA y que mantendrían esos beneficios son: (i) materias primas o productos semi-elaborados (como los cátodos de cobre o el petróleo) que hoy pagan aranceles muy bajos para entrar a los EEUU y no han generado eslabonamientos productivos y tecnológicos importantes; (ii) productos que ya no incorporan nuevas tecnologías y que van a sufrir una competencia internacional muy dura, como los textiles, y (iii) productos de agroexportación basados en nuestros recursos pero con posibilidades muy limitadas de generar una dinámica de cambio tecnológico que impulse el conjunto de la economía.

En cambio, la apertura de nuestro mercado a las importaciones de los EEUU implicará que no podamos desarrollar una industria, inicialmente orientada al mercado interno a un mercado regional andino y/o sudamericano, que sea el motor del avance tecnológico, ya que no será posible competir con quien tiene un avance tecnológico muy grande, así como fuertes subsidios gubernamentales a la innovación tecnológica. Del mismo modo, implica una pérdida de ingresos y rentabilidad de la mayor parte del agro y un empobrecimiento de los campesinos, agravando el atraso del agro y afectano el tamaño del mercado interno.

Al facilitar las exportaciones al mercado norteamericano, el TLC promoverá algunos sectores, los que de acuerdo a la historia reciente, son básicamente los textiles y la agroexportación (espárragos y frutales principalmente). Debemos empezar por relativizar el efecto del TLC al respecto, considerando que: (i) las barreras fitosanitarias de los EEUU que pueden ser muy duras y aplicadas de manera discrecional; (ii) la agroexportación se destina en una mayor proporción a otros mercados - en especial el europeo -, (iii) en los textiles China e India están entrando al mercado mundial con mucha fuerza; habiendo aceptado China una “restricción voluntaria” de exportaciones a los EEUU que vende a fin de año, (iv) EEUU firmará acuerdos comerciales con otros países, reduciendo la ventaja de nuestros productos, como por ejemplo la esperada inclusión de Vietnam en el status de “nación más favorecida”.

Pero la pregunta central es: ¿son estos los sectores que pueden liderar un desarrollo productivo sostenido, en un contexto en el cual con el TLC estaríamos simultáneamente afectando nuestra industria y agro nacional por la competencia norteamericana? Por el lado de los textiles, hay que considerar su escaso nivel de avance tecnológico (a nivel mundial) en las últimas décadas, que la han llevado precisamente a re-localizarse en el tercer mundo. Además, las reglas del TLC dificultan severamente la posibilidad de que este sector tenga encadenamientos con materias primas peruanas (algodón y lanas) que podrían mejorar su calidad y productividad. Sin embargo, a pesar de ello, es un sector industrial. Las confecciones tienen un nivel de valor agregado superior a la mayoría de nuestras exportaciones, y hay espacio todavía para buscar exportar prendas de mejor calidad y precio.

Por el lado de la agroexportación, esta sigue siendo una actividad primario-exportadora, que se sustenta fundamentalmente en una calidad de suelos y clima especial de la costa peruana, y que tiene por tanto un límite muy definido en cuanto a su crecimiento. Sin embargo, debido a las demandas de calidad y oportunidad, es una actividad crecientemente tecnificada, con procesos encadenados en su producción agropecuaria, manejo post-cosecha y comercialización rápida, y que puede tecnificarse aún más en el futuro en virtud de un mercado mundial de sectores medios que demanda cada vez más productos frescos y variedad de sabores. Tiene también la ventaja de estarse desarrollando de manera diversificada en cuanto a productos y mercados y ser de capital nacional mayoritariamente.

El mayor riesgo del TLC está en la posibilidad de que se abran las patentes a la biodiversidad genética, rubro en el que el Perú tiene grandes riquezas, pero no ha priorizado ni atendido su desarrollo científico–técnico en este terreno. El desarrollo del conocimiento tiene en la genética uno de sus grandes avances actuales, y es muy probable que las industrias que se desarrollan alrededor del aprovechamiento de esta riqueza, sobretodo para usos medicinales, tengan un gran impulso en las décadas venideras.

Es decir, si bien el Estado debería estar apoyando más fuertemente la exportación de productos agropecuarios y textiles, estos sectores no aseguran un crecimiento dinámico de largo plazo.

Al mismo tiempo, la entrega del mercado interno en los sectores industrial y agropecuario opera como una fuerza de lastre, como una fuerza retardataria, ya que hace que se retroceda en estos sectores, perdiendo eslabonamientos internos y desarrollos tecnológicos, y sobretodo frenándose opciones de desarrollo de nuevos sectores y productos, que verán muy difícil competir con un gigante económico y tecnológico como son los EEUU.

De esta manera, la apuesta de privilegiar sectores cuyo dinamismo se perderá en el corto plazo (textiles) o que tienen claros límites a su ampliación, pero a costa de sacrificar el mercado interno para otros sectores industriales y agropecuarios de mayor amplitud y variedad, en suma no favorece sino va en contra del desarrollo productivo nacional.

  1. El TLC incrementará la exclusión económica y social, poniendo en riesgo la gobernabilidad

Al evaluar el TLC, no solo hay que evaluar el efecto neto de ganancias y pérdidas, sino si los perdedores no son los más pobres, si el ajuste por el que pasarán será traumático y si ello no tendrá efectos críticos sobre la gobernabilidad democrática (85% de los peruanos considera que el gobierno “por unos cuantos intereses poderosos en su propio beneficio”, porcentaje que es el más alto de Latinoamérica, Latinobarómetro 2004).

El TLC beneficiaría a un sector exportador, a pesar de todo, relativamente reducido. Los textiles podrán crecer algo más pero difícilmente mucho más, dada la competencia de China e India. La agroexportación seguirá desarrollándose, en parte hacia otros mercados, pero tiene también límites por los recursos naturales (suelos y aguas) existentes. A pesar de ello, ambos sectores – textiles y agroexportación – son intensivos en empleo, pero hasta ahora las condiciones salariales y laborales no han mejorado y la agroexportación, que ya vende mil millones de dólares anuales, mantiene básicamente contratos informales sin derechos ni seguridad social en materia laboral.

Por otro lado el TLC o APC tendrá efectos fuertes que agravarán la pobreza, aumentando el precio de las medicinas y reduciendo los precios de los productos agropecuarios debido a la competencia de productos estadounidenses enormemente subsidiados. La recaudación del Estado se verá afectada por la reducción de aranceles; pero no solo eso, ya que la mayor integración comercial y financiera limita las posibilidades de gravar al capital, de tal manera que las posibilidades de realizar políticas sociales se limitan. Las exigencias de la competitividad internacional ponen presión sobre las regulaciones y derechos laborales vigentes. Estos efectos son mucho más fuertes que los efectos positivos sobre el empleo. Resulta claro que el TLC aumentará la desigualdad y la exclusión.

Esto se da en un contexto en el que el país no puede seguir adelante con un proyecto de modernización excluyente, que genera grandes tensiones sociales y políticas que amenazan la gobernabilidad. Es una pregunta desde luego abierta.

  1. El TLC: ¿Requiere o facilita la reforma del Estado?

Aprovechar el TLC y acomodarnos a sus efectos requeriría un Estado mucho más eficiente y capaz de asumir una función de planificación concertada. Por un lado, necesitamos que apoye mucho más la competitividad de nuestros productos y cadenas productivas. Por otro lado, tendría que compensar masivamente los efectos negativos. Todo esto, en medio de una situación en la que el estado verá más difícil obtener ingresos tributarios. La exigencia es fuerte.

Los defensores del TLC plantean que el reto nos hará reaccionar. Según esta versión, ante la exigencia que el TLC nos plantea, el Estado peruano se verá “obligado” a reaccionar. El problema con esta interpretación es que, igual que cuando el Presidente Toledo habla de estar “condenado a no fracasar”, tal visión no tiene mayor sustento en la historia peruana. Hemos enfrentado los retos de las exigencias de la deuda externa y los shocks externos, de la violencia política, del autoritarismo y el golpe, y por lo general no nos ha ido tan bien. El reto de la exclusión, en particular, es uno que sigue pendiente. No queda claro porque con el TLC podría ser diferente y constituirse en un reto que haga que la actitud del estado y la sociedad peruana cambie.

En realidad, el TLC no nos plantea nuevos retos como sociedad y como Estado; son básicamente los mismos retos pero más exigentes. La reforma del estado es una necesidad con o sin TLC. Sin embargo, debe tenerse en cuenta las grandes dificultades que tendría el estado peruano para adecuarse a los cambios introducidos por el TLC con la rapidez requerida. En este aspecto, sin duda una comparación con México o Chile nos mostraría en amplia desventaja dado el mucho mayor desarrollo del estado de esos dos países.

  1. TLC y democracia

En otra dimensión, la de la gobernabilidad democrática, el TLC reduce los márgenes de decisión de la democracia.

Por un lado, recorta las atribuciones del Estado –a nivel de Ejecutivo, Legislativo y Poder Judicial- en múltiples materias que implican nuevas restricciones a la soberanía nacional y a la capacidad de decidir nuestro camino de desarrollo y de organización social, sometiéndonos a una división internacional de trabajo en que nos toca ocupar posiciones subalternas y a perder independencia y soberanía. Ello se pretende imponer, a pesar de que en el reciente proceso electoral la absoluta mayoría de la ciudadanía votó por el cambio y evidenció su hastío con un modelo económico excluyente y que sólo propicia crecimiento sin desarrollo social.

Por otro lado, la aprobación con desconocimiento de la mayoría del significado y contenidos del TLC o APC, y por un Congreso que ha dictaminado el tema con apenas 15 días desde que se presentara al Congreso, en reducidas sesiones de trabajo, sólo sería un paso más en la deslegitimación de la política. Si a ello se suma que, por muchos años más, las posibilidades del Estado y la sociedad peruana de decidir su rumbo económico se va a ver aun más recortado, mientras que se ratifica la dominación de los Estados Unidos sobre los asuntos económicos y políticos mundiales, el efecto del TLC o APC sobre la democracia puede ser corrosivo.

  1. ¿El TLC nos coloca mejor en el mundo?

La postura pro-TLC dice que sí, que esta es una oportunidad única que no debemos dejar pasar: la de ser más socios que otros con el accionista mayoritario del mundo. Sin embargo, aunque el Perú está claramente en la esfera política y militar de los EEUU, nuestro comercio está bastante diversificado y los EEUU son menos de una tercera parte del total de nuestro comercio, a diferencia de otros países como México y Colombia cuyo comercio es mayoritariamente con los EEUU. Por otro lado, dados los elevados niveles de déficit fiscal y externo de los EEUU, ¿ es tan buena la “estrella” americana en estos momentos?

La suscripción del TLC o APC claramente nos aleja de otros bloques, incluyendo el sudamericano, pero también el europeo y el asiático. Implica un fuerte golpe contra estos países, ya que buena parte de las ventajas otorgados a los EEUU en acceso al mercado serán a costa de lo que ahora nos exportan esos otros paíes. El TLC está teniendo efectos muy limitantes, sobre la Comunidad Andina (y la Sudamericana), ya que limita una serie de instrumentos y posibilidades de política, en relación a ventajas comerciales entre los socios, tratos a las inversiones, política frente a la propiedad intelectual, integración a otros bloques, etc.

Una pregunta que cabe hacerse aquí es si en la negociación estamos obteniendo lo suficiente por privilegiar a los EEUU y debilitar estos lazos con otros bloques regionales, considerando además los otros intereses de los Estados Unidos que están en juego: el control de la coca y el narcotráfico, la seguridad continental debido a los conflictos armados en Colombia y la inestabilidad en la región andina, y el interés de ir ganando mejores posiciones en una negociación mundial en torno a los temas de propiedad intelectual, inversiones y servicios.

Más allá del desarrollo de las negociaciones, la pregunta de si el TLC nos coloca mejor en el mundo es difícil. Creemos que hay dos elementos a considerar en ésta: 1) cuánto debemos privilegiar una relación con EEUU antes que países de la región y otros bloques; 2) que tipo de relación quisiéramos tener con los EEUU.

Frente a lo primero, parece claro que, dado que estamos en el “patio trasero” y ya tenemos una alta dependencia de los Estados Unidos, que es la potencia dominante en un nuevo mundo unipolar, estratégicamente nos conviene mantener una diversificación de relaciones importante. En segundo lugar, la relación con los Estados Unidos no debe verse como limitada al aspecto comercial-económico, como aparece en el TLC, sino que debe incluir una agenda mucho más amplia, incluyendo tanto los temas estrictamente políticos (seguridad hemisférica, narcotráfico, democracia, asimetrías y cooperación). Ocultar estos temas, que son de interés de los EEUU, nos lleva a privilegiar una relación en la que la otra parte tiene todas las de ganar.

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